sábado, 24 de abril de 2010

Crisis de la educación superior pública y el posgrado universitario.

La orfandad del posgrado

Por: Manuel Burga (Catedrático)

Algo similar dijo Michael Porter para el sistema educativo peruano y lo mismo se puede decir para la educación superior pública y especialmente para el posgrado universitario. Esta es la triste realidad. Es decir que al llegar a la cúspide de un sistema educativo, a la anhelada meta que persiguen los gobiernos y los individuos que quieren ser maestros y doctores, se descubre que no existe ningún programa estratégico.

Los resultados de esta ausencia del Estado: San Marcos, por ejemplo, debe tener 29 mil estudiantes en pregrado y 6 mil en el posgrado, del cual deben egresar anualmente 600 y no se gradúan ni el 5% de los egresados, en los dos años siguientes.

En la universidad pública el pregrado es gratuito, cuando se tenía entre 18 y 23 años, y se podía recurrir al apoyo familiar y no era necesario investigar para aprobar los cursos. Ahora, en el posgrado, entre los 27 y los 35 años, cuando ya no hay ayuda familiar, sino más bien obligaciones familiares, no hay quién apoye estos estudios, sea en San Marcos y en cualquier otra pública. En algunas privadas, el posgrado es el gran negocio, pero también en las públicas, en las cuales sirve para pagar algo más a sus docentes de más calidad.

Muchos universitarios, en los 60, tuvimos la suerte de gozar de una beca de estudios en el extranjero y culminar una tesis doctoral que pronto pudimos convertir en libro. Ahora ese tipo de becas se han reducido a su mínima expresión, e incluso ha desaparecido.

Los perjudicados son países como el nuestro, que no tienen programas públicos de reemplazo. El gobierno peruano, en un gesto sin institucionalidad, pero con fotografías en Palacio, entregó 111 becas el 2009, que algunas autoridades universitarias, sin vergüenza alguna, entregaron a sus estudiantes políticos, que los sostienen.

Existe, desde el 2008, contrariamente, el Sistema Bicentenario Becas Chile que “tiene como objetivo fundamental la definición de una política de largo plazo de formación de capital humano avanzado en el extranjero”. Es un proyecto de grandes dimensiones que ofrece 2000 becas anuales, bien pertrechadas, para profesionales chilenos que deciden hacer sus maestrías y doctorados en el extranjero. Su meta es contar, en un plazo de 10 años, “con más de 30,000 maestros y doctores formados en el exterior”.

Esto podría parecer un evento coyuntural, pero no lo es. Un breve artículo de Adolfo Melfi, ex rector de la USP de Sao Paulo, y de Shozo Motoyama, profesor de la misma U., “La educación superior en Brasil”, que se publicará en España, en un libro colectivo, ilustra a cabalidad este proceso.

Nos indican que la inversión brasileña en educación se inició en los 60 y que ahora tienen un posgrado con un enorme respaldo estatal. Brasil es un país de 190 millones de habitantes, pero sus becas de posgrado simplemente nos dejan sin aliento: “En 2008, el sistema recibió de las agencias federales (CAPES y CNPQ) 57,785 becas, siendo 33,518 para los programas de maestría y 24,267 para los de doctorado” (Melfi y Motoyama).

¿Qué ha sucedido en nuestro país donde el Ministerio de Educación está informalmente albergado en alguna parte y en Brasil ocupa el mismo edificio –diseñado por Oscar Niemeyer– desde 1946? Este hecho ya sería emblemático de la ruina de nuestro sistema educativo público. ¿Por qué se abandonó a la educación pública en los años 70 y 80? No hay respuestas convincentes.

Lo cierto es que hoy, ante la escasa inversión pública, la educación privada ha crecido anómalamente, no para suplir esta ausencia, sino más bien para hacer negocio del infortunio y demoler los ahora escasos centros de excelencia educativa, en las universidades públicas y privadas.

Fuente: Diario La República. Jue, 04/03/2010.

lunes, 19 de abril de 2010

La luz celeste mejora el proceso de aprendizaje.

La ‘luz azul’, ideal para aprender

Los estudiantes que estuvieron en un salón de clases bajo estas condiciones, tuvieron una mejora de 8,7% en su rendimiento.

La luz celeste mejora el proceso de aprendizaje, afirmaron científicos holandeses de la Universidad de Twente , tras un experimento con alumnos de una escuela primaria del pueblo de Wintelre.

Se determinó que aquellos que estaban en un salón iluminado con luz celeste, tuvieron resultados que fueron un 8,7 por ciento mejores en comparación a otras tres aulas normales. Tras estar estudiando durante un mes con “iluminación celeste”, la clase de prueba hasta logró resultados un 13,7 por ciento mejores en tests de concentración que los demás.

El experto en educación y director del estudio, Peter Sleegers , dijo que se harán nuevas investigaciones para determinar cómo se puede mejorar el estado de ánimo y la motivación de los alumnos con ayuda de los colores y la intensidad de la iluminación de los salones de clase.

En la clase que fue elegida para la prueba, la maestra junto con los alumnos decidieron el color de la iluminación del aula: blanco, el color estándar; azul, que da energía y concentración; o amarillo, asociado con la tranquilidad.
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El azul fue elegido mayoritariamente como “despertador”, así como para los exámenes y otros períodos de gran concentración.
(DPA)
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sábado, 17 de abril de 2010

Sobredimensionamiento de materias instrumentales de orden metodológico en las facultades de educación y el descuido del conocimiento disciplinar.

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La docencia en secundaria

El 23 de marzo pasado se aprobó la Ley 29510 que abre la posibilidad de que profesionales de carreras distintas a la de pedagogía puedan ejercer la docencia en instituciones de Educación Básica, en áreas afines a su especialidad (Se entiende, por tanto, que en la Educación Secundaria).

Se trata, sin duda, de un potencial nuevo revés del Sutep, y del Colegio de Profesores, de mantener a este respecto su tradicional posición cerrada y erradamente corporativa, al exigir la exclusividad de la docencia en dicho nivel educativo para los egresados de facultades de Educación o institutos pedagógicos (condición que hasta se quiso ampliar para la docencia en la Educación superior no universitaria).

La credibilidad académica de las facultades de Educación no es precisamente de las mayores en el ámbito universitario (situación que, además, pone en cuestión el hecho de que la capacitación de los docentes de la Educación Básica, les haya sido entregada con exclusividad). Así, por ejemplo, en la mayor parte de ellas la producción de tesis –y con ello la investigación– simplemente ha desaparecido como condición para el título pedagógico, reemplazada por deleznables cursos de titulación con que se ha mercantilizado al extremo el acceso a las licenciaturas. La situación en los institutos pedagógicos tiende a ser peor.

Una elemental revisión de los planes de estudio en dichas facultades e institutos, muestra un sobredimensionamiento de materias instrumentales de orden metodológico, devenidas en vacua escolástica, con descuido de las materias relativas al conocimiento de lo que hay que enseñar. Y no se necesita ser un experto en el tema para concluir que un docente que poco o nada sabe del idioma inglés (lo mismo cabe decir de las demás materias), no podrá enseñarlo bien por más recursos pedagógicos que tenga, y que es más factible que un licenciado en historia, economía, geografía, filosofía, literatura u otras materias que se imparten en la Educación secundaria, con mayor manejo temático de tales materias, pueda hacerlas más entendibles. Seguramente es por eso que en países en que la Educación Básica muestra un mayor nivel, la carrera de pedagogía se orienta al ejercicio de la docencia en la Educación Inicial y en lo que nosotros denominamos Primaria, mientras para la Secundaria se exige formación en algún área científica o humanística, con la complementación pedagógica del caso; única función que para el efecto cumplen las facultades de Educación.

El Sutep cometería un nuevo y fatal error, de mantener en este tema su tradicional posición. Hoy que la democratización de la Educación involucra el acceso a una Educación de calidad, la defensa del derecho ciudadano a ello está por encima de cualquier interés particular corporativo.


Fuente: Diario La Primera. Martes 13 de Abril del 2010.

Debate sobre Wikipedia: La Educación y la era de la información.

Conocimiento público

Por: Eduardo Marisca Álvarez

Profesores y alumnos se encuentran cotidianamente enfrentados por culpa de una de las novedades más interesantes del mundo digital: Wikipedia, “la enciclopedia en línea que cualquiera puede editar”. Cada vez es más fácil para los alumnos encontrar la información que buscan y reproducirla en tareas y trabajos; cada vez más difícil para los profesores explicar por qué esto está mal, por qué no es una fuente confiable o por qué no deben tomar pedazos de contenido ajeno y convertirlos en un trabajo propio.

Allí donde la enciclopedia Britannica, por ejemplo, depende de cientos de expertos y editores para recopilar cientos de artículos verificados en docenas de volúmenes, Wikipedia cuenta con miles de voluntarios que aportan pedazos de su conocimiento y de su tiempo. Lo sorprendente es que, de hecho, esto funcione: millones de artículos en decenas de idiomas que, para fines enciclopédicos, funcionan bastante bien. Las obvias críticas que pueden hacérsele a Wikipedia revelan, más bien, complejidades epistemológicas que no habíamos notado antes.

Es cierto, Wikipedia no es perfecta en absoluto, pero tampoco lo es la Britannica. Wikipedia tiene, sin embargo, algo que Britannica no: la capacidad de modificarse permanentemente, casi en tiempo real, sin necesidad de esperar años a la siguiente edición revisada para corregir sus errores. El resultado es que dejamos de pensar en el conocimiento como un producto estático, y más como un proceso dinámico, dialógico y discursivo: conocimiento no son propiamente hechos, sino las conexiones que trazamos en torno a esos hechos. Por lo mismo: no se trata de enseñarles a niños y jóvenes que Wikipedia no es confiable. Es más importante, me parece, enseñarles que una enciclopedia no es más que el punto de partida de una investigación, que no agota el conocimiento. Y que no empieza a haber conocimiento sino hasta que ellos empiezan a reflexionar sobre lo que están buscando en ella.

Fuente: El Dipló. Sab, 03/13/2010

Recomendado: The Wikipedia Revolution.