domingo, 21 de julio de 2013

Mercantilismo criollo en la educación peruana.

Imagen. Diario La Industria (Trujillo)

Lógica perversa de la enseñanza “pre-universitaria”

“Después de la tragedia, viene la comedia”
“Toda crisis es provisional, el problema es que en el Perú, lo único permanente es lo provisional”

El sistema se origino a partir de la estandarización espontánea de los exámenes de admisión en las universidades. Medición de cuanto sabes a partir de un examen escrito de 100 a 120 preguntas con “alternativas múltiples”: a), b), c), d) y e) “todas las anteriores”, o “ninguna de las anteriores”. Preguntas cerradas o de “opción única” para una mejor y objetiva evaluación del postulante. No importa si sabes redactar, expresarte verbalmente o si eres capaz de resolver problemas reales, solo bastara que tengas una buena memoria para formulas y datos generales. Recordemos también que en este sistema no existen cursos de matemáticas y humanidades, sino pragmáticamente: números y letras.

La existencia de las “academias” preuniversitarias (pobre academos de Platón), sólo representó en un inicio, la oferta de preparación rápida y exclusiva para ciertas (y decadentes) universidades peruanas. El problema fue cuando esta suerte de “mercantilismo criollo” (poco ilustrado y achorado), trasplantó su sistema a la educación básica regular (o sea la escuela).

De este modo la lógica pre-universitaria: memorismo total, cortoplacista, efectista, enanismo mental, exitista, competitiva, excluyente y mercantilista en el peor de los sentidos, se incorporo a un sistema educativo nacional (si cabe el nombre) ya demasiado empobrecido e incapaz de proponer algo nuevo, más allá de las formulas mágicas de las TICs y la metacognición aún no descifrada por muchos decentes del SUTEP.

Actualmente la jerga pre-universitaria se impone en muchas escuelas privadas de Lima y todo el país: examen tipo admisión, examen simulacro, preparación exclusiva para San Marcos, UNI, Católica, etc. Los docentes repiten sus fórmulas, métodos, estrategias, bromas y gracias de un escenario de academia a un escenario escolar. No existe un currículo escolar, por supuesto, sino una programación (o sea una lista de temas), no existen objetivos educacionales explícitos, sino vaguedades pseudo-pedagógicas. No existen directores, sino administradores, no existen sub-directores, sino coordinadores, no existen profesores, sino asesores pedagógicos por recibos por honorarios.

La masificación poblacional se encarna en las aulas pre-universitarias; en las academias alrededor de 100 personas por recinto, y en las escuelas solo 45 a 50 sofocados estudiantes por aula. Quizás lo peor de los impulsores de sistema pre- ¿? sea la visión autocomplaciente de sí mismos. Ellos consideran que son educadores y no empresarios, que generan empleo digno y no son explotadores, que sirven a los jóvenes y no se aprovechan de ellos.

Hace un tiempo alguien me contaba de un colegio pre, que suele esconder las carpetas de sus niños de primaria, cuando hay supervisión de Defensa Civil. Claro, la pendejada tiene cómplices y somos todos nosotros.