martes, 28 de diciembre de 2010

Debate sobre la enseñanza del curso de Ciudadanía en España. Derecho de libertad ideológica y riesgo de relativizar los mandatos legales.

Una asignatura como otra cualquiera

Autora: Susana Pérez de Pablos.

No se puede objetar a Educación para la Ciudadanía. Como tampoco podrían los creacionistas a la teoría de la evolución en Ciencias Naturales o Conocimiento del Medio ni los negacionistas del Holocausto en Historia. El Supremo ha hecho pública la esperada sentencia que pone por fin orden al caos jurídico que ha reinado en los últimos 17 meses, con el goteo de sentencias contradictorias procedentes de distintos tribunales superiores de justicia autonómicos. La última, del País Vasco, salió ayer mismo. El Supremo rechaza los recursos presentados por padres objetores de cursar esta materia. Ni ve probado que con ella se vaya a "adoctrinar" a los niños, lo que lesionaría los derechos de los padres a que se respeten sus convicciones, ni que la Ley Orgánica de Educación (LOE), de 2006, que es la que establece esta materia como obligatoria, incurra en ninguna ilegalidad. Ahora, los estudiantes objetores tendrán que volver a las aulas de Ciudadanía y recuperar las clases perdidas.

Pero la batalla jurídica no acaba con esta sentencia porque el problema de fondo realmente no era de esta índole. Es político. Los objetores ya han anunciado que recurrirán al Constitucional. Los populares han encontrado en este conflicto, creado inicialmente por los obispos y asociaciones con ideas afines a ellos (como el Foro de la Familia y la confederación de padres Concapa), un buen tema con el que crear conflicto en el ámbito educativo. Relacionado además con uno de los aspectos más sensibles de la educación: la transmisión de valores. No es casualidad que esta trifulca surja además en un momento en el que la Iglesia católica española ve reducidas las vocaciones, así como puestos en cuestión algunos de sus dogmas más arraigados ante determinadas iniciativas políticas del Gobierno socialista, como la aprobación por ley del matrimonio homosexual y la revisión de los supuestos sobre el aborto. El hecho de que la inmensa mayoría de los contenidos de Ciudadanía lleven décadas incorporados a la asignatura también obligatoria desde 1990 de Ética reafirma el argumento de que no se trata de una revuelta casual.

"Es una asignatura como otra cualquiera", se ha apresurado a reaccionar ante la sentencia la ministra de Educación, Mercedes Cabrera. "Y obligatoria". Ahora está claro. Porque los valores de convivencia, de ciudadanía, constitucionales, europeos, globales... deben transmitirse. Hasta ahora esto se hacía sólo "de forma transversal", según decía la legislación anterior a la LOE. Los profesores siguen haciendo el pino en clase para incluir la educación en esos valores (para la paz, para la igualdad de sexos, de respeto al medio ambiente...) en sus asignaturas, una tarea complicada cuando apenas tienen horas para dar los contenidos. La ley educativa sólo dice que se debe enseñar los que señalan las leyes españolas y la Constitución. Y si el matrimonio homosexual, la base principal de esta controversia, está regulado por ley, no se puede defender a estas alturas que se oculte a los chavales. Otra cosa es que se les explique que hay una parte de la sociedad que no está de acuerdo con que se denomine igual que el que tiene lugar entre personas de diferente sexo. Y por qué piensan así. Educar, en efecto, sin adoctrinar. Informando con rigor para que cada cual tenga la libertad de formarse su propia opinión.

Fuente. Diario El País (España). Madrid - 28/01/2009.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Libro: "El maestro ignorante" del filósofo Jacques Rancière. La teoría de la "educación universal" o "método Jacotot".

"La explicación constituye el principio mismo del sometimiento"
El filósofo Jacques Rancière refl exiona sobre los mecanismos de la transmisión de conocimientos basados en laadmisión de la diferencia entre saber e inteligencia, tema que desarrolla en El maestro ignorante (Libros del Zorzal)

Por: Luisa CorradiniCorresponsal en Francia - París, 2008

En 1818, la teoría de un extravagante pedagogo francés provocó una revolución en el rígido universo de la educación europea: "Quien enseña sin emancipar embrutece", predicaba Joseph Jacotot. Todo hombre, todo niño, postulaba, tiene la capacidad de instruirse solo, sin maestro. El papel del docente debe limitarse a dirigir o mantener la atención del alumno. Jacotot proscribía a los maestros "explicadores" y proclamaba como base de su doctrina ciertas máximas paradójicas con las que se ganó virulentas críticas: todas las inteligencias son iguales. Quien quiere puede. Es posible enseñar lo que se ignora. Todo existe en todo.

Un siglo y medio después, el filósofo marxista Jacques Rancière consagró un libro, El maestro ignorante (Libros del Zorzal), a ese personaje singular, alternativamente revolucionario, capitán de artillería, profesor de química, latinista y fundador de un corpus teórico bautizado "la educación universal".

El tema no podía ser más apropiado para Rancière que, a partir de la experiencia de Jacotot, analiza los principios de su teoría y los compara con el sistema educativo y social moderno, basado en la admisión de la desigualdad entre saber e inteligencia.

Alumno de Louis Althusser, Rancière participó en la redacción de Para leer El Capital (1965), antes de alejarse y cuestionar la doctrina de su maestro en La lección de Althusser (1974). A partir de 1970, se lanzó de lleno en lo que sería desde entonces su línea de investigación: los lazos entre política y estética.

En más de treinta libros, ese hombre discreto y tímido de 68 años, apasionado cinéfilo, dueño de una inmensa cultura y de una temible complejidad intelectual, analizó las representaciones tradicionales de lo social y los procesos de emancipación de la clase obrera.

Ante la aparición en la Argentina de El maestro ignorante , Jacques Rancière recibió a adn CULTURA en París.

-Para el neófito, la única forma posible de enseñar es explicando. ¿Cómo hacer para que, sin explicaciones, un niño, o un adulto entiendan lo que no conocen?

-Joseph Jacotot consiguió demostrar que el método de la explicación constituye el principio mismo del sometimiento, por no decir del embrutecimiento.
-¿Podemos recordar el comienzo de esa aventura singular?

-La historia comenzó cuando Jacotot, un apreciado filósofo y pedagogo en Francia, se instaló en Bélgica por razones políticas durante la Restauración (1814-1830). Allí fue contratado por la Universidad de Lovaina para enseñar francés. Jacotot, que no sabía una palabra de holandés, distribuyó a sus alumnos una versión bilingüe del Telémaco de Fénelon y los dejó solos con el texto y con su voluntad de aprender. Sorprendentemente, pocos meses después todos eran capaces de hablar y de escribir en francés sin que el maestro les hubiese transmitido absolutamente nada de su propio saber. Jacotot dedujo entonces que sus alumnos habían utilizado la misma inteligencia que usa un niño para aprender a hablar. ¿Qué hace un niño pequeño? Escucha y retiene, imita y repite, se corrige, tiene éxito gracias al azar y recomienza gracias al método. Todo sin ningún maestro.

-Y así nació la teoría de la "educación universal" o "método Jacotot". En el nivel empírico, ¿podríamos decir que el maestro ignorante es aquel que enseña lo que él mismo ignora?
-Así es. Según Jacotot, es posible enseñar lo que uno ignora si uno es capaz de impulsar al alumno a utilizar su propia inteligencia.

-Esa osadía hizo temblar a toda la Europa intelectual, desde Bruselas hasta San Petersburgo.
-Porque la osadía de Jacotot consistió en oponer la "razón de los iguales" a la "sociedad del menosprecio". En realidad, el objetivo de ese apasionado igualitarista era la emancipación. Jacotot pretendía que todo hombre de pueblo fuese capaz de concebir su dignidad humana, medir su propia capacidad intelectual y decidir cómo utilizarla. En otras palabras, se convenció de que el acto del maestro que obliga a otra inteligencia a funcionar es independiente de la posesión del saber. Que era posible que un ignorante permitiera a otro ignorante saber lo que él mismo no sabía; es posible, por ejemplo, que un hombre de pueblo analfabeto le enseñe a otro analfabeto a leer. Y aquí llegamos al segundo sentido de la expresión "maestro ignorante".
-¿Cuál es?

-Un maestro ignorante no es un ignorante que decide hacerse el maestro. Es un maestro que enseña sin transmitir ningún conocimiento. Es un docente capaz de disociar su propio conocimiento y el ejercicio de la docencia. Es un maestro que demuestra que aquello que llamamos "transmisión del saber" comprende, en realidad, dos relaciones intrincadas que conviene disociar: una relación de voluntad a voluntad y una relación de inteligencia a inteligencia.

-Pero usted dice que no hay que equivocarse sobre el sentido que tiene esa disociación.
-Hay una forma habitual de interpretarla: como una disociación que intenta destituir la relación de autoridad magistral para remplazarla solo por la fuerza de una inteligencia que ilumina otra inteligencia. Ese es el principio de innumerables pedagogías antiautoritarias.

-¿Como la mayéutica socrática, en la que el maestro finge la ignorancia para provocar el saber?
-Así es. Pero en la teoría de Jacotot, el maestro ignorante opera la disociación de una forma totalmente diferente. En realidad, haciendo creer que su objetivo es suscitar una capacidad, la mayéutica busca demostrar una incapacidad. Sócrates no solo demuestra la incapacidad de los falsos sabios, sino también la incapacidad de todo aquel que no es llevado por el maestro por la buena senda, sometido a la buena relación entre inteligencia e inteligencia. El "liberalismo" mayéutico no es más que la variante sofisticada de la práctica pedagógica ordinaria, que confía a la inteligencia del maestro el trabajo de llenar la distancia que separa al ignorante del saber.
- ¿Y Jacotot invierte el sentido de la disociación?
Fuente: Diario La Nación, suplemento ADN CULTURA (Argentina). Sábado 10 de mayo de 2008.

-Sí. Para él, el maestro ignorante no establece ninguna relación de inteligencia a inteligencia. El maestro es solo una autoridad, una voluntad que ordena al ignorante que haga su camino. Es decir, echa a andar las capacidades que el alumno ya posee, la capacidad que todo hombre demostró logrando sin maestro el más difícil de los aprendizajes: aprender a hablar.

-Pero volvamos a los defectos del método explicativo. ¿Por qué la explicación es "el principio mismo del sometimiento"?

-El problema reside en la lógica misma de la razón pedagógica, en sus fines y sus medios. El fin normal de la razón pedagógica es el de enseñar al ignorante aquello que no sabe, suprimir la distancia entre el ignorante y el saber. Su instrumento es la explicación. Explicar es disponer de elementos del saber que debe ser transmitido en conformidad con las capacidades supuestamente limitadas de los seres que deben ser instruidos. Pero muy pronto esta idea simple se revela enviciada: la explicación se acompaña generalmente de la explicación de la explicación. Hay que recurrir a los libros para explicar a los ignorantes lo que deben aprender. Pero esa explicación es insuficiente: hacen falta maestros para explicar a los ignorantes los libros que les explicarán el conocimiento.

-Un proceso que podría volverse infinito

- si la autoridad del maestro no pusiera un punto final, transformándose en el único capaz de decidir dónde las explicaciones ya no necesitan seguir siendo explicadas. Jacotot creyó poder resumir la lógica de esta aparente paradoja: si la explicación puede llegar a ser infinita es porque su función esencial es la de volver infinita la distancia misma que ella está destinada a reducir.

-¿Se podría decir entonces que la utilización de la explicación es mucho más que un medio práctico al servicio de un fin?
-Es un fin en sí misma. Es la verificación de un axioma primario: el axioma de la desigualdad. Explicar algo a un ignorante es, ante todo, explicarle que no comprendería si no se le explicara. Es demostrarle su incapacidad. La explicación se presenta como el medio para reducir la situación de desigualdad en la que se hallan los que ignoran en relación a los que saben. Explicar es suponer que hay, en el tema que se enseña, una opacidad específica que resiste a los modos de interpretación y de imitación mediante los cuales el niño aprendió a traducir los signos que recibe del mundo y de los seres hablantes que lo rodean. Esa es la desigualdad específica que la razón pedagógica ordinaria pone en escena.

-Usted va más lejos en su libro y afirma que esa desigualdad específica, ese axioma "desigualitario" es el modelo con el que funciona el sistema social. En consecuencia, la oposición filosófica se transforma también en oposición política.

-Exactamente. Esa oposición no es política porque denuncia un saber ejercido desde arriba en beneficio de una inteligencia de abajo. Lo es en un nivel mucho más radical porque atañe a la concepción misma de la relación entre igualdad y desigualdad. Jacotot demuestra que la lógica explicativa es una lógica social, una forma en la cual el orden "desigualitario" se representa y se reproduce.

-Los años en que se produjo la polémica en torno al método de Jacotot corresponden, en efecto, al momento en que se instaló en Europa un proyecto de orden social nuevo, basado en la demolición de la Revolución francesa.

-Es el momento preciso en que se quería terminar con la revolución. En que se pretendía pasar de la edad "crítica" de la deconstrucción de las trascendencias monárquicas y divinas a la edad "orgánica" de una sociedad que reposara en su propia razón inmanente. Es decir, una sociedad que armonizara sus fuerzas productivas, sus instituciones y sus creencias, y que las hiciera funcionar según un único régimen de racionalidad. Y ese paso de la edad crítica y revolucionaria a una edad orgánica exigía, ante todo, resolver la relación entre igualdad y desigualdad.

-Ese proyecto no tiene, según usted, muchas diferencias con nuestras sociedades orgánicas actuales.
-El proyecto de sociedad orgánica moderna es un proyecto de mediaciones que establecen dos elementos esenciales entre lo de arriba y lo de abajo: un tejido mínimo de creencias comunes y posibilidades limitadas de desplazamiento entre los distintos niveles de riqueza y de poder.

-Y el maestro ignorante es aquel que se sustrae a ese juego.
-Sí, en el acto de oponer la emancipación intelectual a la mecánica de la sociedad y de la institucionalización progresivas. Oponer la emancipación intelectual a la institucionalización de la instrucción del pueblo es afirmar que no hay etapas en la igualdad. Que esta es una, entera, o no es nada.


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viernes, 17 de diciembre de 2010

Pruebas PISA: cambios curriculares, políticas de evaluación y capacitaciones magisteriales con pocos resultados.

Triunfalismo vano: resultados de PISA 2009

Por: León Trahtemberg (Especialista en Educación)

El Ministerio de Educación dio a conocer los resultados del Perú en las pruebas PISA 2009, que diseñó la OCDE para medir los niveles de dominio de matemáticas, ciencias y lectura por parte de muestras representativas de jóvenes de 15 años de ambos sexos de 65 países del mundo. En las pruebas del 2001, Perú salió en el último lugar de 43 países participantes (28 de ellos de la OCDE) tanto en matemáticas, ciencias y lectura. Ocho años después, Perú sigue entre los coleros, esta vez entre 65 países inscritos (30 de ellos de la OCDE), quedando en el puesto 62 en lectura, 60 en matemáticas y 63 en ciencias, sólo por delante de los subdesarrollados Azerbaiján y Kirguistán, que recién se incorporan (es decir, Perú no superó a ninguno de los que ya lo superaron en el 2001).

Nuevamente, en el 2009 están delante del Perú (62) los otros cuatro evaluados que lo adelantaron en el 2001: Chile (43), México (46), Brasil (55) y Argentina (57). A ellos se agregan Uruguay (49) y Colombia (52), que entraron a PISA en el 2006. Nuestro país supera ligeramente sólo al novato Panamá (63). Aunque Perú subió 43 puntos en lectura entre el 2001 y 2009, al lado de Chile (40 pts.), Albania (36 pts.), Indonesia (31 pts.) y Letonia (26 pts.), seguimos en la cola mundial.

Los mejores puntajes los obtienen los mismos de siempre, aunque se van alternando en las posiciones de liderazgo: China-Shanghái, Finlandia, China-Hong Kong, Singapur, Canadá, Nueva Zelanda, Japón, Australia, Holanda, Bélgica y Noruega.

Por lo que se ve, los cambios curriculares y las políticas de evaluación y capacitación magisterial no han tenido mayor impacto en el desempeño de nuestros jóvenes de 15 años, de allí que no tiene asidero la afirmación del ministro Chang de que siguiendo el camino aprista en cinco años llegaremos a la media mundial.

Es evidente que seguimos entre los coleros, por lo que mantener las políticas educativas actuales no parece ser lo más aconsejable. Si no podemos dar saltos grandes en la próxima década, el Perú tendrá el status de un analfabeto en la competitividad mundial.


Fuente: Diario Correo (Perú). 17 de Diciembre del 2010.