Imagen. Diario La Industria (Trujillo)
Lógica perversa de la enseñanza “pre-universitaria”
“Después de la
tragedia, viene la comedia”
“Toda crisis es
provisional, el problema es que en el Perú, lo único permanente es lo
provisional”
El sistema se origino a partir de
la estandarización espontánea de los exámenes de admisión en las universidades.
Medición de cuanto sabes a partir de un examen escrito de 100 a 120 preguntas
con “alternativas múltiples”: a), b), c), d) y e) “todas las anteriores”, o
“ninguna de las anteriores”. Preguntas cerradas o de “opción única” para una
mejor y objetiva evaluación del postulante. No importa si sabes redactar,
expresarte verbalmente o si eres capaz de resolver problemas reales, solo
bastara que tengas una buena memoria para formulas y datos generales. Recordemos
también que en este sistema no existen cursos de matemáticas y humanidades,
sino pragmáticamente: números y letras.
La existencia de las “academias” preuniversitarias
(pobre academos de Platón), sólo
representó en un inicio, la oferta de preparación rápida y exclusiva para
ciertas (y decadentes) universidades peruanas. El problema fue cuando esta
suerte de “mercantilismo criollo” (poco ilustrado y achorado), trasplantó su
sistema a la educación básica regular (o sea la escuela).
De este modo la lógica pre-universitaria:
memorismo total, cortoplacista, efectista, enanismo mental, exitista,
competitiva, excluyente y mercantilista en el peor de los sentidos, se
incorporo a un sistema educativo nacional
(si cabe el nombre) ya demasiado empobrecido e incapaz de proponer algo nuevo,
más allá de las formulas mágicas de las TICs y la metacognición aún no descifrada por muchos decentes del SUTEP.
Actualmente la jerga
pre-universitaria se impone en muchas escuelas privadas de Lima y todo el país:
examen tipo admisión, examen simulacro, preparación exclusiva para San Marcos,
UNI, Católica, etc. Los docentes repiten sus fórmulas, métodos, estrategias,
bromas y gracias de un escenario de academia a un escenario escolar. No existe
un currículo escolar, por supuesto, sino una programación (o sea una lista de
temas), no existen objetivos educacionales explícitos, sino vaguedades pseudo-pedagógicas.
No existen directores, sino administradores, no existen sub-directores, sino
coordinadores, no existen profesores, sino asesores pedagógicos por recibos por
honorarios.
La masificación poblacional se
encarna en las aulas pre-universitarias; en las academias alrededor de 100
personas por recinto, y en las escuelas solo 45 a 50 sofocados estudiantes por
aula. Quizás lo peor de los impulsores de sistema pre- ¿? sea la visión
autocomplaciente de sí mismos. Ellos consideran que son educadores y no
empresarios, que generan empleo digno y no son explotadores, que sirven a los
jóvenes y no se aprovechan de ellos.
Hace un tiempo alguien me contaba
de un colegio pre, que suele esconder las carpetas de sus niños de primaria, cuando
hay supervisión de Defensa Civil. Claro, la pendejada tiene cómplices y somos
todos nosotros.